LAS SETENTA SEMANAS
Preparado por:
Pastor. Jairo Antonio Marín Leiva (Secretario Nacional)
Israel contrastado con los gentiles. En el Nuevo Testamento así como en el Antiguo hay numerosos mensajes dirigidos a Israel y esto continúa luego de la institución de la iglesia en Hechos 2 (Hch. 3:12; 4:8). En estas referencias es obvio que sólo los que son racialmente israelitas están incluidos. Lo mismo es aplicable a la oración de Pablo por la salvación de Israel (Ro 10:1), la cual se basa en el hecho de que él también es un israelita.
El uso del término judío que comenzando en el Antiguo Testamento en el libro de Ester y continuando en el Nuevo Testamento, describe con claridad a los que son israelitas y no gentiles. Esto se hace obvio en la distinción de 1 Corintios 10:32, en donde la división tripartita de la raza humana en
Gentiles
Judíos
La Iglesia de Dios
Hace claro que las divisiones separadas continúan en la era presente.
Pablo señala, en la exposición de la situación de Israel en sus días que los israelitas tienen muchos privilegios particulares (Ro 9:4 - 5), y ninguno de ellos se relaciona con la Iglesia.
La iglesia contrastada con el Israel perdido. Los milenaristas concuerdan con que la Escritura distingue a Israel de la Iglesia porque los israelitas perdidos obviamente no son parte de la Iglesia. Si el Israel natural, incluyendo a los perdidos, existe aparte de la iglesia, es imposible transferir las promesas dadas a la nación de Israel a la Iglesia, la cual está compuesta de los que son salvos en la era presente.
Pablo reconoció el estado actual de perdición de muchos en Israel. Como nación Israel le ha dado la espalda a Dios y no está operando bajo la bendición de Dios. Esto se ilustra en el olivo con las ramas naturales desgajadas, que se refiere a Israel, y a los gentiles como el olivo silvestre que ha sido injertado (Ro 11:7). Sin embargo, Pablo advierte a los gentiles que como grupo de Dios tiene un futuro nacional para Israel y que “todo Israel será salvo” (v 26). Con esto no quiere decir que cada individuo se salvará, sino que Israel como nación será liberada cuando venga el Libertador de Sion, refiriéndose a la Segunda Venida de Cristo (v 26)
La segunda dispersión de Israel
Las advertencias de la dispersión. Luego de la primera dispersión de Israel, el viaje de Jacob y su familia a Egipto por invitación de José, los profetas advirtieron acerca de una posible segunda dispersión. Moisés había establecido el principio de que la obediencia a la Ley era necesaria para que cualquier generación poseyera la tierra (Dt. 28). Ahora en tiempos de la apostasía de Israel, los profetas predijeron el cautiverio asirio. El profeta Isaías, que vivió aproximadamente durante los años 740 – 680 a. C., predijo el cautiverio asirio que ocurrió en del 722 – 721 a.C. Isaías registró:
Isaías 8:6 – 8 “”
El cumplimiento de la profecía de la dispersión. Jeremías no sólo profetizó la llegada de Babilonia sino que también registró el cumplimiento histórico tal y como se declara en Jeremías 39:1 – 2 “”. El capítulo registra la trágica captura de Sedequías, la matanza de sus hijos ante sus ojos, así como el haber sido enceguecido y llevado a Babilonia (39:5 - 7). Jeremías también registró la destrucción de Jerusalén y la quema del palacio (vv 8 - 10). Esto ocurrió en el 605 a.C.
Luego un enorme contingente de Israelitas fue llevado al cautiverio en el 597 a.C. y por último el templo fue destruido en el 586 a.C. (2 Cr 36:14- 21). Se mató a la mayoría de los líderes de Israel, los artículos del templo fueron llevados a Babilonia, y el libro templo mismo así como la muralla de Jerusalén fueron destruidos junto a los palacios y todo lo que tuviera valor. El segundo libro de de Crónicas cierra diciendo que la tierra disfrutaría de su descanso sabático que Israel le había negado por 70 años (36.21). También registra la proclamación de Ciro que se pronunció aproximadamente en el 538 a.C., que le permitió regresar a los hijos de Israel.
2 Cr 36:22 – 23 “”
La tercera y última dispersión de Israel
Su predicción en el Antiguo Testamento
Así como tanto la primera dispersión de Israel hacia Egipto como la segunda hacia Asiria y Babilonia se cumplieron con el regreso literal de Israel a la tierra prometida, así también el Antiguo Testamento predijo una tercera dispersión mundial, cuya extensión jamás se realizó en las dispersiones anteriores de Israel. Como se expresa en la profecía de Moisés mencionada con anterioridad, Dios declaró: Dt. 28:64 “” La profecía continúa describiendo la ansiedad, la persecución y los problemas que confrontaría Israel cuando fuera esparcido a través de todo el mundo. Sin embargo, esta dispersión mundial jamás se cumplió en el Antiguo Testamento porque, como en los cautiverios asirios y babilónico, en que la dispersión se limitó a estos países.
Su predicción en el Nuevo Testamento. La dispersión definitiva de Israel fue anticipada por Cristo cuando profetizó la destrucción del templo Mt 24:2 “” Jesús describió la destrucción de Jerusalén que precedería la tercera dispersión en términos gráficos.
Lc. 21:20 – 24 “”
El cumplimiento de la tercera dispersión. Esta profecía como otras profecías, se cumplió literalmente, y la destrucción de Jerusalén ocurrió en el 70 d.C. con una terrible persecución y matanza de decenas de millares de israelitas. Jesús profetizó que la dispersión sería “a todas las naciones” (Lc. 21:24). La historia ha registrado el triste cumplimiento.
Luego del 70 d.C. y la destrucción de Jerusalén, Israel fue echado de la tierra, sus ciudades fueron destruidas, se arruinaron sus viñedos, y sus pozos fueron llenados de rocas. Se hizo todo esfuerzo posible por lograr que no se pudiera vivir en la tierra, lo cual causó que sólo permanecieran unos 15.000 judíos en la tierra. El resto fueron esparcidos por todo el mundo, un proceso que continúo hasta el siglo veinte. Sin embargo, hasta esta dispersión anticipó la futura reunión de Israel, porque Jesús dijo: “Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lc. 21:24). Esta dispersión mundial, como las otras, finalmente terminará e Israel regresaría a su tierra.
Las promesas en Isaías de una futura reunión de Israel.
Las promesas de una futura asamblea de Israel están insertas en las promesas de un reino futuro del Mesías sobre la tierra. Estas promesas se encuentran en tantos pasajes que es sorprendente que se hayan hecho esfuerzos para ignorar o relativizar estas profecías.
En la descripción del reino mesiánico en Isaías 11:1 – 12, el profeta declaró:
Vv 11 – 12 “”
Puesto que el reino glorioso descrito en este capítulo es futuro, así también lo será la reunión de Israel.
Isaías añadió: Is. 14:1 “”
Isaías 27:13 registra la profecía en cuanto a que vendrían “los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén”
En 43:5- 7 Isaías registra esta palabra de parte de Dios “” Nótese que esto implica una reunión mundial, la cual sólo podía lograr después del 70 d.C. cuando ocurrió la dispersión mundial. Isaías describió en el capítulo 60 el reino glorioso de Cristo. “Isaías 60: 21”. El ingrediente que falta en las reuniones de la primera y la segunda dispersión fue la posesión eterna de la tierra por parte de Israel. Esto se cumplirá en su tercera y última asamblea. La reunión de Israel “de entre todas las naciones” se menciona una vez más en Isaías 66:20
La promesa de Jeremías de una reunión futura. El profeta Jeremías, que vivió un siglo después de Isaías, con frecuencia hizo referencia a la reunión de Israel durante la apostasía de los reyes de Judá. Esto enfatiza un punto importante en la doctrina que el pueblo de Israel regresaría a la tierra no porque lo merecieran sino porque son recipientes de la gracia de Dios. Hasta en su apostasía Dios les recordó que serían reunidos.
Jer. 16:14 – 16
Jer. 23:5 – 8
Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra.
En este pasaje la reunión final de Israel está conectada con el reino de Cristo sobre la tierra, un tiempo cuando se juntarán los reinos de Judá e Israel. La reunión de Israel contrastará con la reunión de Egipto y será “de todas las tierras adonde yo (el Señor) los había echado” (Jer 23:8), Esto, por supuesto, todavía no se ha cumplido y requiere cumplimiento literal en el futuro.
Otra aseveración minuciosa de esta reunión de Israel se encuentra en Jeremías 30:8 – 11, luego de un pasaje relacionado con la gran tribulación (vv 5 - 7), de la cual Jacob será librado. Dios promete librar a Israel de sus opresores
Jer. 30: 8 – 11 “”
La reunión concuerda con el propósito divino de no destruir a Israel sino preservarlo para siempre. Jeremías 31:10 – 14, otro extenso pasaje, habla de traer a Israel de vuelta a su antigua tierra. El momento de la reunión de Israel implicará el cumplimiento del nuevo pacto para Israel (Jer. 31:31 - 37), el cual se tratará luego en el capítulo 17.
El tiempo de la reunión de Israel ocurrirá cuando Jerusalén sea reedificada, de acuerdo con Jeremías 31:38 – 40.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.
Aquí están todas las promesas conocidas dadas con anterioridad, a saber: “Yo (Dios) los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché (v 37)”. Cuando regresen “los haré habitar seguramente (v 37)”. La bondad y la gracia de Dios hacia ellos jamás cesará (v 40). En el contexto de otras citas de Jeremías, es claro que esto se refiere a la reunión final.
Las profecías en Ezequiel de la reunión futura. Ezequiel añadió su palabra de confirmación en cuanto al futuro de Israel. Luego de describir el juicio purgatorio sobre Israel en el cual se le prohíbe la entrada a la tierra a los rebeldes (20:33 - 38), Ezequiel cita al Señor “” Ez. 20:42
En Ez. 34:13 Ezequiel registró esta palabra del Señor: “Y yo las sacaré ---”
Se dio otra promesa acerca de la reunión de Israel en conexión con la promesa de Ezequiel en cuanto a la restauración de la nación de Israel en el valle de los huesos secos: “Y les dirás… (Ez 37:21 – 22)”
En conexión con esta promesa el Señor declaró: “Mi siervo David… (37:24 - 25)”
La referencia al reinado de David sobre Israel Señala con claridad hacia una futura restauración de Israel y hacia un futuro reino que no se ha cumplido todavía. Aunque algunos han tratado de espiritualizar esta promesa para apartarse de su sentido literal, el pasaje enseña de forma clara que David participará con Cristo como corregente y gobernarán sobre los hijos de Israel en el reino milenario. Esto también se confirma en Ezequiel 34:23 – 24: “Y levantaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David “. Aunque Jesucristo como Rey de Reyes y Señor de Señores reinará sobre todo el mundo así como sobre la casa de Israel, David al parece participará en el trono del reino de Israel. En vista de que David será resucitado antes del reino milenario, esto es aparente y provee una explicación razonable de este pasaje.
En 39:25 – 29 Ezequiel dio otra admirable promesa en cuanto al alcance de la reunión de Israel. Primero el Señor declaró “(v 25)” Entonces añade: “(vv 27 - 29”
El sorprendente factor en esta profecía no sólo es que será reunidos entre todas las naciones sino que el Señor los reunirá “sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos (v 28)” Esta misma verdad se señala en Jeremías 16:14 – 16. Debido a que esto nunca se cumplió en ninguna de las reuniones anteriores, es obvio que se refiere a una tercera y futura reunión en conexión con la Segunda Venida de Cristo.
La promesa de la futura reunión en los profetas menores. Lo que se enfatizó en Israel, Jeremías y Ezequiel también se encuentra en los profetas menores. De acuerdo con Oseas 3: 4- 5 “” Oseas, reconociendo que el trono de Israel estaría vacante por muchos años y que los sacrificios cesarían, no obstante reafirmó que Israel regresaría a Dios y a David su rey, esto es obvio que es una referencia a la declaración profética de que David participará en el trono de Cristo en su futuro reino milenario. Joel añadió su palabra de profecía sobre este tema luego de describir de forma gráfica los previos juicios de Dios “Pero Judá será habitada… (3:20 - 21)”. Amós, luego de una larga repetición de los pecados de Israel y el juicio divino sobre ellos, no obstante prometió un día de restauración para Israel (9:11 - 15). Hizo referencia a esto como una restauración del “tabernáculo caído de David (v 11)” Presentó las abundantes cosechas de Israel en aquel día y entonces concluyó “” (vv 9:14 - 15)
La prometida restauración de Israel incluirá la reedificación de sus antiguas ciudades, la plantación de viñedos y jardines. Algunas de estas profecías se están cumpliendo ahora. El versículo final declara llanamente que Israel será restaurado a su tierra y jamás será echado de ella. En vista de que las dos dispersiones habrían de ser seguidas por una tercera, esta reunión es la ultima que forma parte de las promesas del reino dadas a Israel en conexión con la Segunda Venida de Cristo. Como tal, es claro que esta promesa aún no se ha cumplido de forma literal alguna.
A estas promesas de la futura restauración de Israel a su tierra pueden añadirse la de Abdías 17 – 21 en cuanto a que Israel poseerá la tierra. Miqueas también presentó este reino futuro (Mi 4_1 - 8) En este pasaje Israel es descrito como protegido en paz y seguridad y disfrutando de sus viñedos e higueras. Su futura restauración se relaciona con el pacto abrahámico (Miq. 7:20). Sofonías añadió su capítulo a la futura reunión de Israel a su antigua tierra (cap. 3). En Zacarías, el pueblo de Israel se presenta regresando de países del este y del oeste (Zac. 8:7 - 8). En confirmación de esto como una promesa futura del reino, se describe a Jerusalén como la capital de la tierra (v 22). Zacarías 14 describe la Segunda Venida de Cristo y el reino milenario que seguirá. Esto incluirá con obligatoriedad el cumplimiento de las promesas de la tierra.
Importantes Conclusiones.
Se pueden alcanzar algunas conclusiones en cuanto a las promesas de la tierra a Israel en su totalidad.
Es obvio que Israel no ha poseído la tierra permanentemente, ya que fue dispersado después de dos reuniones anteriores.
En base a las claras promesas de los profetas, Israel será reunido de una tercera dispersión y estará en su tierra durante el reino milenario
Es evidente que las promesas dadas a Israel no serán cumplidas por la iglesia o por los gentiles.
La promesa debe ser cumplida por la simiente física de Jacob, en concordancia con el pacto abrahámico
Puesto que la promesa de la posesión es una promesa sin fin, es obvio que se relaciona con un reino futuro, ya que todas las posesiones anteriores han terminado en dispersiones. Si Israel va a poseer la tierra, el punto de vista pre milenarista del regreso del Señor es el correcto.
ISRAEL, LA CLAVE PARA INTERPRETAR LA PROFECÍA
Para un cristiano gentil, el tema de Israel en la profecía no tiene un atractivo inmediato como doctrina de importancia. Sin embargo, cuando uno empieza a estudiar la profecía en la Biblia rápidamente es obvio que Israel está en el centro de la profecía bíblica y que para entender la profecía en su totalidad uno debe entender el propósito de Dios para Israel.
En la historia de la interpretación profética frecuentemente se ha descuidado el estudio de Israel, llevando a que la profecía en su totalidad no se haya comprendido. Los distintos intentos de torcer las profecías acerca de Israel para que se refieran a la Iglesia, y el amplio descuido de la revelación bíblica acerca de Israel, resultó en la indiferencia hacia Israel hasta que el reavivado interés en la profecía en el siglo veinte dirigió la atención de nuevo hacia el profetizado futuro de Israel.
El avivamiento del estudio de Daniel 9:24 – 27 se ha concentrado en el asunto del futuro de Israel, Aunque el pasaje el difícil, y muchas interpretaciones divergentes tienden a confundir al intérprete, la exégesis cuidadosa recompensará al intérprete con el resumen de Daniel de la historia profética de Israel en su culminación en la Segunda Venida. Lo que sigue a la Segunda Venida no está en la revelación de Daniel pero se halla en otros profetas tales como Isaías y Jeremías.
La importancia de la profecía. Pocos pasajes en el Antiguo Testamento son más importantes para el entendimiento profético que Daniel 9: 24 – 27. La interpretación de este pasaje depende en gran medida de si el intérprete es un liberal que niega la realidad de la profecía, un conservador milenarista que reconoce la legitimidad de la profecía pero niega que deba ser interpretación literal del pasaje. También vale la pena considerar la interpretación judía. Los intérpretes son influidos en gran medida por sus presuposiciones, y debido a que solo lo pre milenaristas proveen una interpretación literal, todas las interpretaciones no literales están caracterizadas por una gran diversidad y desacuerdo.
Preguntas acerca de la profecía. Algunas de las preguntas centrales son:
¿Qué personas tienen en mente la profecía?
¿Qué se quiere decir cronológicamente por las setenta “semanas”?
¿Cuáles son los seis hechos esenciales descritos en Daniel 9:24, los hechos descritos por las siete primeras “semanas”?
¿Qué se quiere indicar a través de las setenta y dos “semanas”? y más importante aún
¿Que se profetiza en la septuagésima “semana”?
Envuelta en todas estas consideraciones está la cuestión de si algunas de las profecías ya se han cumplido y si algunas todavía están sujetas a cumplimiento futuro.
El trasfondo de la profecía. El trasfondo de esta profecía fue el cumplimiento de las predicciones de Daniel de que el Imperio Babilónico sería seguido por los medos y los persas. El cumplimiento ocurrió (Dn. 9:1) cuando Babilonia cayó ante lo Medo Persas. Cuando los persas conquistaron a Babilonia, Daniel aparentemente descubrió por vez primera la profecía de Jeremías 25:11 en cuanto a que las desolaciones de Jerusalén durarían setenta años, y la profecía de Jeremías 29:10 de que luego de los setenta años Israel podría regresar a su patria.
La oración de Daniel. Debido a que ya habían pasado aproximadamente unos sesenta y siete años, la comprensión que tenía Daniel de estas profecías de Jeremías hizo que orara por el cumplimiento de la restauración de Israel. En esta hermosa oración Daniel expresó pena por los pecados de Israel que había causado su cautiverio, y apeló a Dios por su gracia al restaurarlos en concordancia con la palabra profética. Daniel claramente esperaba el cumplimiento literal de la profecía. La respuesta a la oración de Daniel se halla en el libro de Esdras, cuando unos 50.000 regresaron de Babilonia a Israel y comenzaron la importante obra de restauración.
Aunque la oración de Daniel tal y como se registra es relativamente breve, su oración, probablemente duró bastante tiempo, y mientras todavía oraba, Dios envió a Gabriel una visión acerca de los 490 años. Daniel escribió, “aun estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. … (Dn. 9:21 - 23)”
La profecía de Gabriel. Prosiguió el pronunciamiento profético de Gabriel: Dn. 9:24 – 2
Los setenta “sietes”
La profecía comienza aseverando que el período de la profecía es de 70 veces 7, 6490. Tanto los intérpretes conservadores como los liberales concuerdan generalmente que la unidad es anual en lugar de días de veinticuatro horas. La palabra semanas (RVR) no está en el texto original: A medida que la profecía se desenvuelve, los setenta “sietes” se dividen en tres unidades. Primero, siete “sietes”, entonces otro período de 62 “sietes”, y un periodo final de un “siete”. Cada uno de estos tres períodos ha sido sujeto a distintas interpretaciones.
Israel: el pueblo interpelado
De entrada una importante decisión es la identificación del pueblo interpelado que fue descrito como “tu pueblo y sobre tu santa ciudad” (v 24). Los que están determinados en identificar la iglesia e Israel como el mismo pueblo intentan aplicarle esto a la iglesia. Es obvio, si uno se acerca a este pasaje con una mente abierta, que Daniel claramente entendería “tu pueblo” como el pueblo de Israel, por quienes él justamente había terminado una agonizante oración, y “tu santa ciudad” como Jerusalén, la cual había sido objeto de su petición en 9: 16 – 19.
Aquí la revelación del plan de Dios y el propósito para Israel obviamente contrasta con lo que le había revelado a Daniel anteriormente en cuanto a los cuatro grandes imperios mundiales. A Daniel le fue concedido el raro privilegio, mucho más que cualquier otro profeta del Antiguo Testamento, de bosquejar el principal programa par las naciones, o los gentiles, y el principal programa para Israel. Es cuestionable que se expresara duda alguna de que el pasaje se refiere a Israel de no ser por la conclusión milenarista de que Israel no tiene futuro político o nacional. Por otro lado, como aclara la interpretación pre milenarista de las profecías del Antiguo Testamento, la revelación de Dios en muchos países acerca de un futuro para Israel se convierte en la piedra angular para el entendimiento del programa de Dios para el futuro, así como para el cumplimiento de la profecía en el pasado.
Los seis hechos principales profetizados en Daniel 9:24
El periodo incluido en la profecía implica seis elementos principales descritos en las frases
“para terminar la prevariación”
Como el periodo comprendido en esta profecía aparentemente lleva a Israelí su punto de restauración, el concepto de terminar la prevariación probablemente se puede interpretar mejo al enjuiciar y concluir la apostasía de Israel y comenzar su periodo de restauración espiritual, es decir, su restauración en el reino milenario.
“poner fin al pecado”
El concepto de finalizar el pecado, igualmente, lleva al perdón y la restauración y el comienzo de un nuevo nivel espiritual
“expiar la iniquidad”
Es innegable que la promesa de expiar la iniquidad se refiere a la muerte de Cristo como fundamento de la gracia de Dios y su aplicación cuando Jesucristo regrese de nuevo.
“para traer la justicia perdurable”
La “justicia perdurable” se logra mediante la gracia de Dios a través de la muerte de Cristo y está incorporada en la profecía de Jeremías 23:5 – 6 “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra….” Así como Daniel indicó que la culminación de la historia sería en la llegada del reino desde el cielo (Dn. 7:13 - 14), el clímax que aquí se procura indudablemente se relaciona a la Segunda Venida de Cristo y el comienzo de su reino sobre la tierra.
“sellar la visión y la profecía”
Sellar la visión y la profecía indudablemente también se relaciona con la Segunda Venida de Cristo, aunque anteriormente la Biblia se completó y ya no se pueden escribir otros libros de la Biblia. Sin embargo, la visión continuará y será parte del tiempo del fin, pero también terminará cuando Cristo mismo regrese en su presencia visible a la tierra. En ese entonces no habrá necesidad de otras profecías.
“ungir al Santo de los santos”
El paso final, “ungir al Santo de los santos”, probablemente representa el problema principal. A pesar de que puede relacionarse con algunos hechos pasados, podría relacionarse con el Lugar Santísimo en el templo milenario descrito en Ezequiel 40 – 43. Algunos procurarían que se extendiera hasta la Nueva Jerusalén en el estado eterno. Tomado en su totalidad, estas profecías ocurren justamente antes o durante el tiempo de la Segunda Venida de Cristo.
El comienzo de los setenta “sietes”
Probablemente ningún aspecto de los setenta “sietes” ha causado más controversia que la cuestión del comienzo de los setenta “sietes” profetizados. De acuerdo con la profecía misma, sería “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” (9:25). A Daniel se le dijo que debería saber y entender esto (v 25). Daniel, sin embargo, probablemente no lo tuvo claro en su mente mucho más de lo que lo tenemos nosotros hoy día.
Una vez más entra en juego la posición teológica del intérprete. Los a milenaristas generalmente intentan comenzar la seria en un momento que lleve a un cumplimiento no literal. Por ejemplo, algunos comenzarían los 490 años en el 486 a.C., cuando, en cumplimiento de la profecías de Daniel, Jerusalén fue destruida. El cumplimiento no coincide con la profecía misma.
Si el decreto se refiere al decreto de un regente humano en lugar de un decreto de Dios, en la Escritura se mencionan al menos cuatro decretos diferentes:
El decreto de Ciro se relacionaba con la reedificación del templo en el 538 a.C. (2 Cr 36:22 - 23)
Darío pronunció un decreto que confirmó el decreto de Ciro (Esd 6:6 - 12). Esto fue en respuesta a la petición de los enemigos de Israel en cuanto a si había o no un decreto de Ciro. La búsqueda en los archivos reveló un pergamino (Esd 6 :1), que en efecto le permitía a los hijos de Israel completar el tabernáculo
Artajerjes le dio autoridad a Esdras para edificar un templo para Dios en Jerusalén (Es 7:11 - 26)
Artajerjes le dio a Nehemías un decreto final para edificar la ciudad y las murallas en concordancia con la petición de Nehemías (Neh 1:3) Este decreto final es el único que realmente se relaciona con la restauración y la edificación de la ciudad misma.
Sin embargo, cada uno de estos decretos se ha usado como punto de partida por varios expositores para los setenta “sietes”. Sólo el decreto final de Nehemías realmente se ajusta al detalle de la profecía que anunciaba la reedificación de la ciudad. De todas formas, no hubo tal cosas hasta el tiempo de Nehemías, y el edicto fue decretado en el último mes de 445 a.C. o en el primero del 444 a.C. Puntos de vista divergentes al análisis pre milenarista tienden a eludir esta conclusión porque se ajusta demasiado a la letra de la profecía que podría contradecir el concepto de que ella no puede ser tomada literalmente.
El cumplimiento de los setenta “sietes”
Si los 490 años comienzan en el 445 a.C., esto cumpliría los 483 años en el 33 d.C. En el cálculo, el año profético de 360 días debe entenderse en concordancia con la profecía bíblica cuando se usa consecuentemente. El calendario judío consistía de 12 meses de 30 días cada uno, con la provisión de que luego de que su acumularan suficientes días se añadía un decimotercer mes para corregir el calendario. Sin embargo, en la profecía este decimotercer no se considera. En Apocalipsis 11:3 y 12:6, por ejemplo, los 31/2 años de 360 días se confirma por el uso de 1.260 días. Además, 42 meses cubren el mismo período (Ap 11:2; 13:5) La expresión, “un tiempo, y tiempo, y la mitad de un tiempo” también es considerada como 31/2: un “tiempo” equivale a 1 año “tiempos” equivale a 2 años y “la mitad de un tiempo” equivale a 6 meses, para un total de 31/2 años en concordancia con otra profecía (Dn. 7:25; 12:7). Hasta hace poco se suponía que la muerte de Cristo había ocurrido varios años antes, pero la erudición moderna ha dado credibilidad a la conclusión de que la muerte de Cristo ocurrió en el 33 d.C., lo cual se ajusta precisamente al patrón de 483 años, dejando el cumplimiento de los últimos 7 años durante algún momento después de la muerte de Cristo. Los pre milenaristas generalmente adoptan el punto de vista de que los 483 años ya se han cumplido. Queda la cuestión de si los últimos siete años también se han cumplido.
Los setenta “sietes”: Los primeros siete años
Como lo indica la profecía, los 490 años se dividen en tres partes, la primera consiste en 49 años. Si los 490 años comienzan con la obra de Nehemías en la ciudad de Jerusalén, estos se ajustan naturalmente con lo que la profecía declara: que la ciudad sería reedificada con calles y una fosa. De acuerdo con Nehemías 11:1, a uno de cada diez se le ordenó edificar una casa en Jerusalén. Esto implicaba esparcir las ruinas y edificar una nueva ciudad sobre la vieja. De todas maneras, cuando Cristo nació en Belén, una villa cerca de Jerusalén, ésta era una ciudad próspera.
Los setenta y dos “sietes2, 434 años
El segundo segmente de setenta y dos “sietes”, o 434 años, aparentemente siguió inmediatamente después de los siete primeros “sietes”, y prácticamente todos los comentaristas concuerdan con esta secuencia. No se indica que ocurra nada de específico en este período, pero aparentemente continúo la reedificación de Jerusalén.
Los últimos siete años
Se profetizan dos hechos principales. El Clímax de la profecía se ocupa de dos hechos que ocurrirán luego del sexagesimonovena “siete” y aparentemente no en el septuagésimo “siete”. Esto introduce una gran controversia en la interpretación de este pasaje. Los dos hechos mencionados son:
1. Que “se quitará la vida al Mesías, mas no por sí” (Dn. 9:26), lo cual parece ser una clara referencia a la muerte de Jesucristo como Mesías.
2. “el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones” (v 26) Esto ocurrió en el 70 d.C. o 37 años después de la muerte de Cristo, el cual es un período muy extenso como para describirse en 7 años. El problema de la interpretación es que se dice que estos dos hechos sucederán luego de los 62 “sietes”, o 483 años, pero aparentemente no en los último 7 años. La implicación es que hay un periodo de tiempo entre el final de los 483 años y el comienzo de los últimos 7 años.
La interpretación pre milenarista. En este periodo de tiempo ocurren dos sucesos, la muerte de Cristo y la destrucción de Jerusalén, distando al menos 33 años entre los mismo. Seria imposible compactar estos dos sucesos en los últimos 31/2 de la profecía.
Un estudio de estos hechos registrado durante los últimos 7 años de los 490 años también parece relacionarse claramente a los hechos que todavía son futuros. El pronombre “el” de Daniel 9:27, si se refiere al antecedente más cercano, se refería al regente del versículo 26 en lugar de al Mesías. Esto concuerda con otras profecías que presentan los últimos 7 años como el tiempo de angustia que lleva a la Segunda Venida de Cristo. En la interpretación pre milenarista durante la primera mitad de este período, de acuerdo con Daniel 9:27, se hará y se observará un pacto con Israel. Esto aparentemente será un pacto de paz, que ayuda a explicar el breve tiempo de paz de Israel en Ezequiel 38. Sin embargo, en medio de los últimos 7 años se quebrantará el pacto.
Esto se refiere a un pacto hecho con un regente político, e iniciará un período de angustia para Israel. Este se distinguirá por el fin del sacrificio y la ofrenda en el templo, lo cual se confirma en Daniel 12:11 “” Esto coincide con la profecía de Cristo de que la profanación del templo ocurrirá al comienzo de la gran tribulación. La abominación que causa desolación es la profanación del templo en un tiempo futuro cuando la estatua del regente mencionada en Daniel 9:26 será colocada en el templo como objeto de adoración (2 Ts. 2:4). La gran tribulación todavía es futura desde el punto de vista del libro de Apocalipsis. Es imposible identificarla como algo que ocurrió inmediatamente después de la muerte de Cristo como contienden los milenaristas.
Las profecías por cumplirse coinciden con lo que ocurrió en tiempos de Antíoco, quien profanó el templo en el segundo siglo a.C. El, igualmente, cesó el sacrificio y estableció un ídolo pagano en el templo. Esto fue una abominación, y explica porqué la futura profanación del templo también es descrita como una abominación.
Una evaluación adicional del templo indica que el regente que introduce los último 31/2 de gran tribulación también será juzgado en la Segunda Venida de Cristo (Ap. 13), que una vez más aclara que los hechos descritos son futuros en lugar de pasados.
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